El Maridaje consiste en lograr encontrar la mejor combinación entre un menú y el vino. Esta unión es un juego de equilibro y de instinto, en el que se necesitan una pizca de conocimiento gastronómico y buen gusto.
La etimología de la palabra hace referencia al casamiento entre el vino y la comida. A comienzos del siglo (XIX) se produjeron los primeros grandes matrimonios clásicos, bendecidos por los grandes cocineros franceses, ya por entonces famosos en toda Europa: Caviar y Champagne, Lenguado con Borgoña Blanco, etc.
Los principios básicos estaban dictados: El vino blanco deben beberse con los pescados, y el tinto con las carnes rojas. El color del vino no basta para decidir su lugar en la comida, ya que habrá que tener en cuenta la potencia, la acidez y los aromas propios de la variedad. La categoría del vino tiene también su importancia: un gran vino que merece una degustación atenta, estará mejor servido con un plato sencillo.
El objetivo principal es compensar los sabores, texturas y ¿Por qué no? También los colores. Piensen por un instante en un “antipasto” condimentado con limón y acompañado por un vino tinto. Mmmnnn, incomible… ¿verdad? ahora imaginen el sabor de un cordero patagónico con un buen Malbec, Syrah y cavernet sauvignon, ¿no va teniendo sentido? o simplemente deleitarnos con una trucha o salmón ahumado acompañado por un Chardonnay o un Viognier y así estaría conjugando a cada menú su vino o viceversa.
A continuación les daré algunas sugerencias para acompañar algunas comidas y sus vinos. Solo dese el gusto y abra su imaginación al fascinante mundo gastronómico y combine los sabores y vinos que sus sentidos mas les confieren a su buen gusto y paladar.
Estas sugerencias son asociaciones tanto clásicas como regionales, así como maridajes descubiertos en diferentes degustaciones. El análisis de estas armonizaciones no tienen nada de científico y ninguna recomendación en este sentido puede transformarse en una regla inmutable. Esta lista propone asociaciones de vinos y comidas clásicas con el fin de facilitar la elección de un vino, decisión que sin embargo debe tomarse siempre en función del gusto personal.
Los gustos y las cocinas evolucionan, y las asociaciones que en la actualidad consideramos clásicas no lo serán seguramente mañana.